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Superpowers: invisibility_flight_mutation
Superpowers: invisibility_flight_mutation
Typewriter on cotton fabric
2019

INVISIBILITY

As a child, in the schoolyard, someone asked me what superpower I would like to have: to be invisible or to be able to fly.

Invisible, without a doubt, was my answer.

On Saturday, July 3, 2010 at 9:30 in the morning, after having sex, my water broke when I was 8 months pregnant. At 9:44 am on Sunday, July 4, after a child labour experience loaded with obstetric violence, you came to the world with you eyes wide open staring right into mine.

It was during the days between July 4 and 7 that I would acquire the superpower I had so much wanted that day in the schoolyard.

I was finally invisible.

My invisibility grew minute by minute in the following days and months. It grew even more with each care, with each gesture and with each motherly thought. Also, with every word that could not emerge due to exhaustion and sadness caused by loneliness as well as with every word that escaped my body through my mouth fading in the air around the people that looked right through me.

My condition as an interlocutor disappeared. I managed to keep on being a granddaughter thanks to my grandmother who had the superpower of the loving and ancestral gaze.

Lastly, I became invisible as an artist.

That was how my body, my actions and my thoughts vanished in front of the eyes of others.

It was then when I wished I had chosen to be able to fly.

Superpoderes: invisibilidad_vuelo_mutación, 2019.

INVISIBILIDAD

De pequeña, en el patio de la escuela, alguien me preguntó qué superpoder quisiera tener: ser invisible o poder volar.

Invisible, sin duda, fue mi respuesta.

El sábado 3 de julio del año 2010 a las 9:30 de la mañana, después de tener sexo, rompí aguas a los 8 meses de embarazo. A las 09:44 de la mañana del domingo 4 de julio, después de un parto cargado de violencia obstétrica, llegaste al mundo con los ojos bien abiertos y la mirada fija.

Fue en el transcurso de los días 4 al 7 de julio que fui adquiriendo el superpoder que tanto había deseado ese día en el patio de la escuela.

Por fin era invisible.

Mi invisibilidad fue creciendo minuto a minuto en los siguientes días y meses. Crecía con cada cuidado, con cada gesto y con cada pensamiento maternal. También con cada palabra que no conseguía emerger debido al agotamiento y a la tristeza causada por la soledad, y a su vez por cada palabra que al poder escapar mi cuerpo por la boca, se desvanecía en el aire alrededor de la gente que me atravesaba con la mirada.

Fue desapareciendo así mi condición de persona interlocutora. Conseguí mantener la de nieta, pero solo gracias a una abuela que poseía ella misma el superpoder de la mirada amorosa y ancestral.

Por último llegué a ser invisible como artista.

Así fue como mi cuerpo, mis acciones y mis pensamientos se desvanecieron ante la mirada de los demás.

Entonces deseé haber escogido poder volar.